Análisis Solstice Chronicles: MIA

Cada vez hay más estudios independientes que con gran pasión nos brindan grandes proyectos que mantendremos en nuestra memoria durante muchísimo tiempo, y sin necesitar un gran presupuesto. Voy a ser franco y claro desde el principio; este no es el caso. ¿Significa que Solstice Chronicles: MIA es un mal videojuego? En absoluto, ¿merece la pena? esa respuesta como de costumbre es más complicada y la dejamos enteramente en tus manos, pero si quieres hacerte una idea de que ofrece este título y buscas orientación, estás en el lugar adecuado.

 

La campaña de Solstice Chronicles: MIA no es larga en absoluto y tan solo funciona a modo de tutorial para familiarizarnos con nuestro personaje antes de saltar al verdadero plato fuerte de la propuesta, “el modo supervivencia”. Cabría esperar que un juego acuñado con este nombre contara con una trama a la altura, sin embargo, esta no pasa de lo testimonial y genérico. No hay nada mas allá del marine fornido de turno siempre acompañado del típico “robot miniatura” arrasando con todo bicho viviente. Sí, hay un virus, y una invasión y una organización que… la verdad poco o nada te importará lo que ocurre a tu alrededor mas allá de las hordas enemigas que te asaltarán de manera ininterrumpida.

Teniendo en cuenta que lo único que vamos a hacer durante la partida es disparar, es necesario tener una buena experiencia a los mandos;  en este caso Solstice Chronicles: MIA hace los deberes, la vista isométrica funciona como cabe esperar, los controles son intuitivos y responden bien. El problema principal radica en la variedad. Otros juegos del género, como el famoso Diablo, se respaldan en un árbol de talentos y habilidades que te permite evolucionar al protagonista de maneras casi ilimitadas, sin embargo, una vez más nuestro soldado se queda en lo básico.

Al no poder recolectar piezas de armaduras ni tener un sistema de progresión profundo, los únicos cambios que podremos realizar sobre nuestro protagonista serán mejorar un escueto abanico de habilidades y subir de nivel todas las armas. Debo decir que resulta suficiente para contribuir a una sensación de progresión, pero no aporta ningún cambio significativo a nivel estructural. Un sistema de mejoras como el que encontramos en The Surge le hubiera venido como anillo al dedo.

Poca cosa mas obtenemos en los desafíos que nos propone la campaña, no hay demasiados tipos de enemigo y ninguno de ellos requiere hacer un gran ajuste a la hora de combatirlos. Hay algunos enfrentamientos contra “jefes”, pero su nivel de exigencia radica en que son auténticas esponjas de daño más que en plantear algún reto a nivel jugable. A menudo las refriegas contra ellos resultan un tanto monótonas; eso sí, controlar a nuestro amiguito mecánico dota las refriegas de cierto factor estratégico que en las dificultades mas altas es muy satisfactorio.

Tras haber completado la campaña (su duración es aproximadamente de 5 horas en las dificultades altas) estaremos listos para dar el salto al modo supervivencia donde podremos poner en práctica todo lo aprendido. Sobrevivir a oleadas de monstruos con un personaje evolucionado no es que sea nada distinto a lo que ya encontramos en la campaña, pero aniquilar centenares de engendros junto a un amigo siempre es una gozada, sobretodo porque Solstice Chronicles incluye multijugador local. Todo un acierto, ya que los mejores momentos que nos aporta el título residen en los pequeños piques que conllevará defender vuestra posición y que las escenas mas espectaculares serán fruto del trabajo en equipo.

Desde el punto de vista estético Solstice Chronicles es un producto agridulce, durante el gameplay su apartado técnico es muy correcto (mención especial a los efectos de iluminación), el juego funciona fluido y se nota el mimo con el que están tratados todos los modelados. Desgraciadamente las cinemáticas no están al mismo nivel, las animaciones son robóticas, y acercar la cámara para mostrarnos ciertas escenas de acción no le hace ningún favor. Todas resultan anodinas y carecen de impacto.

A nivel artístico es un cóctel de cosas que nos gustan, las armaduras de nuestros protagonistas son impresionantes y se asemejan a las exhibidas en Halo Reach, los escenarios tienen un aire Dead Space e incluso algunos enemigos pudieran devolvernos a la memoria clásicos como Doom. Como habréis intuido esto mismo acarrea un gran defecto, adolece de una flagrante falta de originalidad, echar un vistazo a su mundo es agradable pero no enseña nada que lo haga memorable.

Sensaciones más positivas me ha despertado la banda sonora, sencilla, pero potente y épica por momentos. ¡Incluso se me ha pegado uno de los temas!

Emitir un juicio imparcial de un producto como este resulta especialmente complicado, no hace nada mal y sin embargo no me siento satisfecho mientras escribo este artículo. Al final, es un juego vacío, se disciernen las intenciones pero le falta inspiración. No es una cuestión de presupuesto, el concepto está bien ejecutado pero carece de esa chispa que lo haría desmarcarse, no es especialmente bueno ni malo en nada de lo emprende, simplemente se limita a ser uno más, y creo que eso siempre es una pena.

 

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