Análisis DOOM
Es difícil resumir todo lo que Doom ha supuesto para la industria del videojuego. Estandarizó el first person shooter, introdujo a la masa al ‘deathmatch’, protagonizó grandes polémicas como la de la masacre de Columbine, y la sencillez de su propuesta ha vuelto adictos por igual a jugadores de distintas generaciones. Una nueva id Software a cargo de Bethesda ha desarrollado un nuevo reboot para la saga, y teniéndolo en nuestras manos, podemos gritarlo a pleno pulmón: El Rey ha vuelto.
Danza macabra
Como no podía ser de otra forma, el elemento principal que hace brillar a Doom son los combates contra temibles demonios empuñando poderosas armas de fuego. Este juego apunta hacia la old-school con sus mecánicas: olvidaos de esprintar, de la vida regenerativa, o de usar miras de hierro aquí. Si te detienes por un momento eres cadáver. especialmente en las dificultades mayores. Hacía tiempo que no jugaba una campaña para un jugador tan brillante y tan centrada. Este juego es muy distinto a lo que fue Doom 3 hace una década; el combate es mucho más rápido y hay un mayor énfasis en la exploración de grandes escenarios para encontrar llaves y multitud de secretos, igual que en los originales de los noventa.
En Doom, tal como dijeron sus responsables, todos los enemigos y objetos suponen fichas en un tablero que debemos tener controladas para salir airosos en los enfrentamientos. Múltiples áreas de la obra se distribuyen como arenas, con espacios para moverse y power-ups (tanto clásicos como nuevos). Debemos utilizar todas las estrategias que hemos aprendido para sobrevivir. Aquí entran en juego las glory kills, mecánica que nos permite ejecutar de las formas más sangrientas a nuestros enemigos -con nuestras propias manos-. Aunque muchos creían que el enfoque en estas bajas iba a ralentizar y detener el ritmo del juego, afortunadamente no es así, y suponen un elemento esencial en el combate de este DOOM. Al ejecutar a un enemigo, este soltará algo de munición y salud, algo muy escaso en los últimos niveles del título.
Pero id no ha tirado solo de nostalgia al desarrollar este título, introduciendo nuevos elementos de progresión. Podemos personalizar nuestras armas con distintos modificadores: un lanzagranadas para la escopeta, una batería de micro-misiles para nuestro fusil de asalto, o la capacidad de convertir nuestra ametralladora gatling en una torreta portátil. Todos estos mods pueden ser mejorados con tokens que logramos cumpliendo desafíos en el juego. En la misma tónica, obtenemos puntos para mejorar diversos elementos de nuestro traje Praetor, y también podemos obtener runas demoníacas que nos facilitan nuevas habilidades con las que despedazar a nuestros enemigos. Todos estos sistemas están bien hechos y balanceados, suponiendo una adición más que acertada. Por supuesto, los más ‘puretas’ pueden aceptar el reto de superar el juego sin mejorar absolutamente nada. La campaña individual ha costado a este redactor 13 horas de superar en la dificultad Ultra Violencia (difícil) sin ir demasiado a por los coleccionables y otros extras. De modo que en duración va sobrado.
No te detengas
John Carmack dijo hace muchos años: ”La historia en un videojuego es como la historia en una película porno: esperas que esté ahí, pero no es tan importante.” Esta filosofía se transporta a la nueva id, que nos trae una historia increíblemente simple, pero eso es bueno, pues nunca interrumpe nuestra satisfacción. El juego no posee cinemáticas, y apenas habrá un puñado de scripts que nos hacen detenernos durante más de diez segundos. Es refrescante jugar un juego así en tiempos en que los desarrolladores se creen directores de cine. Dicho esto, la trama cumple sobradamente como juego de Doom, y en el Codex del menú de pausa podemos leer documentos sobre los demonios, la UAC, el protagonista y otros elementos que enriquecen el lore de DOOM. Han aprendido de los defectos de la PDA de Doom 3, ofreciendo algo más claro, sencillo y entendedor. Por desgracia, el juego termina en un cliffhanger brutal, lo cual básicamente nos confirma que habrá secuela, o por lo menos una expansión para la historia.
Belleza demoníaca
En lo visual, Doom es espectacular. El nuevo motor gráfico idTech 6 ofrece una iluminación fantástica y un enorme nivel de detalle. Ver estos escenarios y estas criaturas moviéndose fluidamente en alta definición es un deleite para los sentidos. La optimización es brillante en todas las plataformas. En consolas tenemos unos 60fps bastante sólidos con un nivel de detalle muy aceptable. Pero Doom siempre ha sido una saga oriunda de PC, e id no ha decepcionado en este aspecto. En nuestro equipo de pruebas (i7 4790K, GTX 780 Ti, 16 GB RAM DDR3) no ha habido ningún tipo de problemas para correr el juego a 1080p 60fps con todo en Ultra con poquísimos bajones, bajándolo a Alto logramos unos 45fps a 1440p. Eso sí, el 4K es demasiado para la pobre 780 Ti, logrando solo 30fps en bajo. Eso sí, se ve fantástico, y la llegada de nuevas tarjetas gráficas garantizará un buen rendimiento a una resolución de 3840×2160.
Satán sabe que la música es un elemento importante en Doom. Pero no nos podíamos conformar con riffs calcados a los temas famosos del heavy de los 80, ni tampoco solo con los sonidos de ambiente de Doom 3. Mick Gordon (Wolfenstein: The New Order, Killer Instinct) entra a escena con una banda sonora muy potente que puede calificarse como metal industrial, esto es, la mezcla de guitarras afinadas muy bajo con sonido de maquinaria. Y tiene un sonido muy potente y muy maligno. Melodías clásicas se mezclan con nuevas piezas en una banda sonora dinámica que encaja como anillo en dedo a la masacre que se sucede en pantalla. Y es que es una gozada destrozar demonios en el infierno con algo como esto de fondo:
https://www.youtube.com/watch?v=N0qZrhanfYw
La cereza en el pastel
Muy bien, tenemos un modo de un jugador que seguramente es lo mejor que ha visto el género en años. Para muchos fans de Doom, esto es suficiente, pero el público general necesita otros incentivos antes de invertir 60 euros en un videojuego. Por ello, id introduce un modo multijugador desarrollado conjuntamente con Certain Affinity (Halo, Call of Duty). En él, podemos jugar una mezcla de modos convencionales a los que se suman otros muy originales como Freeze Tag o Warpath. La beta abierta multijugador tuvo una recepción mixta hace un mes, y por buenos motivos. El multijugador no es nada especial. Incorpora algunos elementos de otros shooters y tiene otro sistema de desbloqueo de elementos cosméticos superfluo y que no aporta nada. Tampoco es malo, y puede dar lugar a algunas situaciones muy frenéticas y divertidas, pero se nota que le falta algo de trabajo (o inspiración).
Más interesante es el editor de mapas SnapMap, que permite a todos los usuarios crear, compartir y jugar escenarios personalizados. Es un acercamiento muy parecido al modo Forge de Halo, solo que más intuitivo y con una interfaz más cómoda. A pesar de que los mapas sean hechos a través de salas predeterminadas, hay un montón de características a editar y los usuarios han llegado a compartir creaciones muy divertidas y muy imaginativas. Mapas de supervivencia cooperativos, de historias individuales o escenarios de parkour son algunas de las ofertas a las que se suman otras más bizarras y diferentes. Se echa en falta el soporte de mods nativos para el juego en PC, pero los desarrolladores han confirmado su llegada pronto. En conclusión, un añadido excelente que va a mantener a la comunidad online de Doom mucho tiempo pegada a la pantalla.
Conclusiones
Da igual si eres nuevo en la saga o un veterano de tiempos pasados, este DOOM ha llegado para satisfaceros a todos. Una campaña individual fantástica que reboza mimo y guiños a la vieja escuela y un editor de mapas muy entretenido, quizás ensuciados por un multijugador divertido, pero insípido. Es un must-buy en toda regla para fans del género y fans del buen entretenimiento.
Os recordamos que en MuchoGamer tenéis una oportunidad de disfrutar de DOOM gracias al sorteo de un código para Steam.