Análisis Kromaia
Kraken Empire es un pequeño estudio aragonés quienes solamente han creado y publicado un juego: Kromaia, un arcade de disparos donde el frenetismo y la acción desbordante son su abc. Tras su paso en 2014 por Steam, ahora el juego ve la luz en PlayStation 4. ¿Merece la pena montarse en su nave, navegar por su espacio y derrotar a innumerables enemigos?
Matamarcianos en 3D con total libertad
Lo primero que diferencia a Kromaia de otros arcade de disparos es su libertad para poder ir a donde queramos. Tenemos un total control de la nave y los entornos que visitamos son enormes: no hay suelo o cualquier pared invisible que nos impida el paso a determinada zona del mapa que queramos visitar.
Teniendo esta premisa en mente, nuestro objetivo es simple. Cada nueva fase nos teletransportará a una zona con numerosos entornos, una cantidad ingente de enemigos y un jefe final colosal. Para derrotar al jefe final primero tendremos que llamar su atención recogiendo 20 esferas repartidas por los alrededores (tranquilos que contamos con indicadores que nos dicen dónde se encuentran). Mientras intentamos recogerlos, decenas y decenas de enemigos irán haciendo respawn para derrotarnos. Cuanto más tardemos en recolectar las esferas, más enemigos tendremos a nuestro alrededor. Nosotros decidiremos si acabar con todos los enemigos o avanzar rápidamente en la recolección.
Cada vez que recolectemos 5 esferas más o menos tendremos un checkpoint, por lo que si nos matan en este primer proceso (que no sería nada raro), no tendremos que empezar desde el principio. En la batalla contra los jefes finales es más puñetera la cosa; si mueres tendrás que volver a empezar desde el principio. No es que los jefes finales sean muy difíciles, pero además de tener que hacer gala de toda nuestra pericia, tendremos que aprendernos sus movimientos y sus puntos débiles.
El manejo de la nave es muy satisfactorio a pesar de que la cueste reaccionar a nuestras ordenes
Para dar mayor variedad a nuestra labor, contamos con un reducido catálogo de naves, las cuales se irán desbloqueando conforme se desarrolle ‘la historia’. Cada nave dispone de un disparo principal y uno secundario, el cual tiene un temporizador para poder utilizarlo. Las variaciones de los disparos de una nave a otro son enormes, teniendo que idear una estrategia conforme al tipo de nave que llevemos, sobre todo a la hora de enfrentarnos a los jefes finales.
Estilo visual anecdótico
Después de los primeros minutos de confusión, nos daremos cuenta que todo en Kromaia Omega tiene un look geométrico. Esto, unido a su peculiar estilo visual (no sé exactamente con que otro adjetivo calificarlo), hace que el juego sea único.
Después de conocer diversas opiniones, hay dos opciones a la hora de catalogar sus gráficos; o te gustan o los odias, no hay término medio. Son tal cantidad de objetos en pantalla, enemigos persiguiéndote, disparos, explosiones…que o te da un ataque de epilepsia o necesitas más misiones para saciar tu recién creado apetivo.
Todo se nota robusto y esto hace que se diferencie muy rápidamente los enemigos del entorno. Eso sí, hay veces que entre las decenas de enemigos, sus disparos y explosiones, hacen que sea bastante difícil ubicarse. Son momentos muy puntuales, pero no dejan de molestar.
Repetición, ¿dónde?
Que un juego se torne repetitivo con tan solo dos horas jugando es un problema muy serio. No es que en un juego de este estilo las cosas por hacer sean muchas, pero es que aquí siempre, y digo siempre, es lo mismo.
A las dos horas de jugar el título alarga la aventura por medio de la repetición
Entramos en una zona nueva, recolectamos una serie de esferas, y cuando las tenemos todas nos enfrentamos al jefe de la zona. Así todo el tiempo. ¿El problema? Que para avanzar en el juego tenemos que repetir este proceso cuatro veces en cada mapeado. Son cuatro veces en las que solamente varía tu nave (disparo principal y secundario), lo demás se mantiene intacto: objetos, posición de las esferas, enemigos y jefe final.
Si tenemos en cuenta que estaremos unas tres horas jugando en las mismas fases y con los mismos enemigos a modo de déjà vu, tachar al juego de repetitivo no es ningún disparate.
A pesar de tener algunos modos de juego plus -modo arcade con una sola vida para superar la aventura y un modo cooperativo-, lo cierto es que no son suponen un gran aliciente para continuar jugando una vez terminada la historia.
Conclusión
La poca variedad de zonas, naves, la insustancial historia y sobre todo las tres horas de repetición que el juego te obliga a pasar para avanzar en su aventura, son los puntos más negativos que empañan un videojuego que podría haber dado mucho más de sí con su peculiar estilo visual, su total libertad y sus épicos enfrentamientos contra los jefes de zona.