Análisis The Last Guardian
Casi diez años. Casi diez años es lo que han ocultado la última gran obra del nipón Fumito Ueda, y la cual por fin este pasado seis de diciembre de 2016 vio la luz. He de admitir, que voy escribiendo estas líneas todavía muy emocionado, dado que tras haber llegado al final de la aventura protagonizada por ese caracterizado chico y su criatura alada, la cual habíamos visto en tantos vídeos habíamos visto avanzar juntos, la magia y la esencia que desprende no puede encontrarse en ningún otro sitio que no sea en un producto del mágico Team ICO.
He jugado, visto y leído muchas historias a lo largo de mi vida. Y he jugado y re-jugado varias veces las entregas anteriores de Fumito Ueda antes de poner tener entre mis yemas su último gran videojuego. Y una vez más, sigo sin saber exactamente cómo ha logrado el equipo de desarrollo de The Last Guardian que un videojuego me volara la cabeza de esta manera, y que se haya instalado en mi memoria y en mi corazón con tanta fuerza. Tengo la sensación de que esta historia, esta aventura, y sus personajes me acompañarán durante muchos años…
The Last Guardian no es solo el juego que tanto tiempo llevaba esperando: es mucho más. El genio Fumito Ueda y su equipo, han sido capaces de demostrar una vez más, su capacidad extraordinaria de crear verdadera magia con tan solo un puñado de píxeles. Nunca antes una historia de amistad había sido diseñada de esta forma, capaz de tocar tan profundamente el alma de un jugador. Al igual que sus sentimientos.
La esencia del juego se sostiene en gran parte sobre Trico. Se trata de una obra que, en profundidad, trata la relación entre dos indivíduos muy distintos. Trico no es una criatura domada que espere órdenes. O el clásico NPC sumiso sin carisma. Trico es una criatura que esta VIVA. A lo largo y ancho de la aventura, nos veremos obligados a pedirle que vaya a un sitio y él, en cambio, puede ignorarnos si así le apetece y le parece. Esa una bestia que tiene razón de ser en su propio universo. No está allí sólo por cuestión de hacernos compañía, sino para hacer-nos ver que este realmente es un trabajo en equipo, que hay un vínculo real, y que no es el jugador y el ítem de la CPU contra el mundo. Trico no trabaja en un segundo plano opcional, como el del típico vehículo o arma, sino que brilla a cada momento y al igual que nosotros, vive el viaje.
Es realmente fascinante como consigue que nos preocupemos por él, que queramos saber que hace, a dónde va, etc. Y él a cambio, a medida que el vínculo se consiga entrelazarse más, nos hará saber que también tiene cierta preocupación hacia los actos que podamos realizar.
Al igual que en los anteriores videojuegos de Fumito Ueda, The Last Guardian desprende una neblina de misterio y romanticismo. Vagamos por los confines de una mente creativa, original y fascinante, por todo ello, la forma en la que se desarrolla la historia en The Last Guardian tiene mucho que ver en lo que vamos experimentando nosotros como jugador. En como entendamos y presenciemos la narrativa a través del control, su kinestética. Aquí los veteranos sabremos que todo cuenta algo y nada es porque sí, o al azar.
Sin embargo, la obra, una vez finalizada, termina levantando más preguntas que respuestas, y lo poco que responde lo hace de una manera muy sutil. Hay tanto énfasis en la relación entre niño y bestia, que todo lo demás recibe un tratamiento completamente secundario, y en el fondo me da lástima, ya que en las anteriores entregas podías ver como subsistían en un mismo universo (la maldición de los chicos con cuernos, y Dormin), pero aquí…parece que Fumito Ueda realmente nos abre las puertas a un mundo nuevo.
Enfocándonos un poco más en el apartado técnico y jugable de la obra, lo primero que hay que dejar muy claro es que nosotros manejamos exclusivamente al muchacho, y que a partir de un punto concreto de la aventura, tendremos a nuestra disposición el poder de darle ciertas órdenes a nuestro amigo Trico. Los niveles vuelven al diseño de juego de ICO, palancas y pasos cortados, y ahora que está todo dicho y hecho empiezo a preguntarme si realmente era necesario o si todo esto existe sólo porque necesitaban un escenario para jugar a un videojuego. Al margen de esos matices de estructuración, a grandes rasgos, podemos observar que se trata de una aventura relativamente convencional, aun así, tuve la sensación que el diseño del mapa, junto a los distintos puzzles, era un tanto demasiado artificial. Y es un sentimiento que tuve ya con ICO.
Las respectivas sesiones de acción de The Last Guardian son de carácter muy lineal, y realmente entorpecen el avance de la aventura, nos hace sentir completamente inútiles frente a la grandeza de Trico, que es el encargado de efectuar los ataques frente a los enemigos. En lo personal, no tuve la sensación de estar haciendo…nada, simplemente tenía que acariciar a la bestia para tranquilizarla una vez terminado el enfrentamiento (acto muy hermoso por cierto), pero no resultaba nada gratificante ni satisfactorio.
En cuanto al aspecto técnico, el juego funciona realmente mal, pero mal de verdad. Las caídas en el rendimiento del juego no son ni medio normales. Sobretodo en exteriores y zonas con muchas iluminaciones. Incluso en PS4 PRO (no chavales, el juego no funciona mejor allí). No tengo ningún problema en decir que la calidad del juego (quitando obviamente el apartado artístico que es excelente) me parece prácticamente un insulto al consumidor. Y es triste, muy triste, me da pena que uno de los juego que más esperaba y por el que tenía tanta ilusión funcione de esta manera. Es verdad que los problemas que encontramos de cámara puede ser que hayan sido realizados aposta, a raíz de temas narrativos, bueno, podríamos debatir mucho al respeto, pero nada quita que el rendimiento base del juego es verdaderamente penoso. Fue la causa por la que tuve ciertas dudas en cuanto a terminar o no el juego. Pero oye, es Fumito Ueda, no se puede dejar a medias un juego suyo…Así que hice un esfuerzo, y ahora una vez terminado realmente creo que mereció la pena.
En resumen son muchos años, muchas emociones y como siempre demasiado hype. Era difícil que The Last Guardian cubriera las expectativas creadas. Y de cada vez más, creo que es lo mismo que ocurrirá con Half-Life 3 (Valve por favor…), pero sin embargo, en The Last Guardian, sus errores no acaban con él. Me ha otorgado escenas e imágenes que llevo grabadas a fuego en mi memoria, pero por encima de todo en mi corazón. No será todo lo que podría ser, pero es. Está aquí. No es un título que vaya a decepcionar a los fans del Team ICO.
CONCLUSIÓN
Fumito Ueda demuestra una vez más que no ha perdido su toque y su estilo. Amo los videojuegos, han sido a fin de cuentas los que me han hecho ser quien soy, los que me han proporcionado el significado y el sentido a los valores que creía que ya yacían perdidos en la vida. Shadow of the Colossus me descubrió un nuevo tipo de videojuego y The Last Guardian no será una nueva revelación, pero me recuerda que ese creador sigue ahí y que esa pasión, la suya y la mía, nada de eso ha muerto. Y básicamente al final, eso es lo que importa. ¿Ha merecido la pena la espera? Por supuesto, sin duda alguna.