Análisis Terraria
“Nota: Este análisis se ha creado teniendo en cuenta la versión de Terraria en Nintendo 3DS. Si hay alguna diferencia notable con las versiones de otras plataformas, lo ignoro. También cabe mencionar que el hecho de que se vaya a aludir a Minecraft en algún momento no será como crítica al juego, sino como comparativa por el parecido de ambos juegos y que así podáis tener más claro lo que os estoy mostrando en este análisis.”
Bienvenidos al mundo de Terraria, ese lugar maravilloso cubierto de minicuadrados y de una vista 2D, un lugar perfecto para explorar, perderte y morir; sí, tal y como habéis leído, morir. Este hermoso paraje está lleno de peligros que nos acechan a cada paso que damos, a izquierda y a derecha; no, no podemos ir al frente, olvidaos del 3D. Pero para prevenir muertes innecesarias podemos crearnos una casita, la clásica con paredes de madera, techo de madera, una puerta y las paredes del fondo cuya utilidad no tengo muy clara. En este punto llega el momento de colocar una antorcha, una silla y esperar a tener inquilinos, que tampoco me queda muy claro qué hacen por mí, pero bueno. Aquí lo importante es tener nuestra base humilde desde la que explorar el maravilloso mundo de Terraria.
Cuando se trata de explorar la clave es ir bien guarnecido con una espada, un hacha y un pico, que, por suerte, parece que no se rompen… parece. Tendremos una buena cantidad de árboles a nuestra disposición, minerales variados si cavamos un poquito -se ven desde la superficie- y monstruos que se encuentran a la primera: los malditos slimes siempre estar ahí para molestarte, llevarse un par de hostias y seguir a lo nuestro. Lo sorprendente de Terraria es que, al contrario de lo que sucede en Minecraft, podemos encontrar zonas muy distintas con mayor facilidad, quizás por las limitaciones lógicas del mapa. Es ante todo un mundo variado, contamos con más de un tipo de zonas, desde selvas hasta “un lugar raro”, y en cada una sus distintos tipos de monstruos autóctonos.
Por su parte, los monstruos también son muy variados y da gusto verlos… y matarlos. Quitando los slimes que siempre están ahí para tocarnos un poco la moral, la mayoría solo sale por la noche, momento en el que lo mejor es quedarnos dentro de casa y esperar a que pase la tormenta. Un pelín monótono éso, pero la última vez que salí a lo loco acabé dejando una tumba con mi nombre en el suelo; muy mona, eso sí. Entre nuestros simpáticos vecinos nos encontramos a zombies, ojos voladores y bosses. Es este último tipo de enemigo el que no me esperaba en ningún momento y me he llegado a sorprender al encontrarlos, un alarde de técnica artística para ser píxeles. Y por si alguien lo dudaba: sí, salí por patas a la primera. Te planteas mucho qué estas haciendo con tu vida cuando te persigue un cacho de gelatina azul gigante dando saltos por todo el mapa; por no hablar de aquel esqueleto gigante contra el que no duré ni un minuto. Parece que no, pero Terraria es difícil, muy difícil.
En este punto os quiero hablar de lo bonito que es Terraria, algo sorprendente si tenemos en cuenta la estética del juego basada en cuadrados. Con todo, han aprovechado cada píxel a la perfección y han logrado crear criaturas muy bien construidas y que da gusto admirar, o huir de ellas. Ante todo, es muy colorido, y a esta gran variedad cromática se le une el hecho de haber apostado por píxeles de menor tamaño que los de Minecraft, lo que permite crear estructuras más complejas y detalladas y, por supuesto, disfrutar de las criaturas que nos ofrecen los mismos desarrolladores. Así, recuerda a los juegos de la vieja escuela, solo que con una resolución más nítida. A ésto se le une la apasionante banda sonora, que entretiene nuestros oídos mientras creamos nuestras obras maestras -o casas, soy un crack creando casas- o cuando aparece un boss, la música épica nos advierte de que nos vamos a enfrentar contra un enemigo poderoso, y nos da fuerza y valor… para huir, para qué voy a mentir.
Lo que ofrece Terraria frente a su mellizo es ese toque rolero que le queda de fábula. La creación de estructura es solo la base en la que se sustenta este amplio mundo, lleno de aventuras por vivir, solos o acompañados. Como si se tratara de un RPG tenemos que armarnos y explorar desde grutas en el suelo hasta el propio mapeado por arriba. Como es lógico, se formarán estructuras de forma aleatoria, con o sin personajes de por medio. En todo caso, somos libres de crearnos nuestras propias historias en la cabeza a partir de lo que vemos. Junto al toque de rol está la exploración, ya mencionada, que nos llevará a movernos por todo el mundo en busca de objetos, muy pero que muy variados. De esta forma no solo podremos decorar nuestra casa con sillas, mesas o estatuas de todo tipo, sino crear armas muy variadas, desde flechas hasta espadas, pasando por algunas más exóticas como estrellas ninja o bumeranes. Ésto nos permite afrontar los combates a nuestro estilo y planear nuestras locas estrategias, porque resulta increíble que en una pantalla tan pequeña quepa un bicho de tales proporciones.
Conclusión
Resumir Terraria en pocas palabras es casi imposible, puesto que lo que nos ofrece es una aventura a nuestra medida. Nos entregan un mundo totalmente destruible, explorable y variado. Desde monstruos a objetos, la variedad es la base en que se sustenta Terraria, aportando horas de juego sin fin que nunca serán iguales; cada partida es una aventura y según vamos progresando descubrimos más y más de este alocado mundo pixelado que esconde más de lo que aparenta a simple vista. Un incomprendido, a mi parecer, que en su momento dudé en jugar temiendo que fuera como el famoso juego cúbico. Ahora puedo afirmar, desde mi humilde opinión como redactor, que Terraria excede lo creado por Minecraft y lo mejora dándonos un juego brillante y digno de ser jugado.