Análisis American Truck Simulator

Aviso: nunca fui un tipo de jugar simuladores (excepto de naves espaciales, ya sabes: pew pew baam pof). Este es el primero que toco y no puedo decir cómo se compara con los anteriores truck simulator. Tampoco tengo un volante, pedales y toda la parafernalia, y lo más cerca que he estado de manejar un camión en la vida real fue con el Skoda Octavia de mi suegro.

Para que quede claro: el tamaño sí importa. Por lo menos cuando se trata de manejar un bicharraco de 18 ruedas y no sé cuántas toneladas, comparado con manejar un volkswagen polo día a día entre la guardería, el trabajo y mi hogar de luz y felicidad. La mayor parte de los problemas vienen justamente por el hecho de tener una cola más larga que el vestido de novia de alguna princesa disney – y es algo que jode. Mi paso por el soleado estado de California (y Nevada) fue un curioso descenso a los infiernos… literalmente.

 

Hace dos días

Tres créditos tuve que sacarme para comprar el camión más barato disponible, la madre que… suerte que los del banco no tienen reparos en dejarme 120.000 dólares así por la cara. Ya me da igual saber sobre recargos, impuestos, tiempo y… ¡POR FIN SOY LIBRE, PUEDO VOLAR!

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Blanco blanco que te… ¿gusta mi camión?

Así que salgo a descubrir tierra a lo loco con mi nuevo, precioso y flamante camión blanco, todavía con olor a plástico, goma y pino. Mi primera parada es obviamente cruzar Las Vegas Boulevard y… descubro que los hoteles y toda la mandanga que se ve en las screenshots no es más que un triste fondo, un panorama inalcanzable, intocable. Doy vueltas por las callejuelas que tengo disponibles y termino encontrando un trabajo de casualidad: resulta ser que hay que atravesar el desierto para llevar ropa para los indigentes de Los Ángeles (eso de los indigentes me lo invento para sentirme mejor conmigo mismo y pensar que estoy ayudando al mundo… y haciendo algo útil con mi tiempo).

Contento y con emoción parto hacia la aventura en mi nuevo camión.

Tres horas despues (en el juego), la imagen se pone negra. Después de unos segundos, aparece un cartel en pantalla: “estás cansado, debes descansar”. Veo que no falta mucho para llegar, así que salgo de la autopista y entro en una carretera de tierra serpenteante camino a un pueblito que definitivamente no parece Los Ángeles. ¿Se habrá confundido el GPS? – pensé.

De pronto, otro corte en negro y escucho un bostezo – “estás MUY cansado, debes aparcar en el próximo estacionamiento y dormir”.

Vale, la situación es crítica: tengo que dormir pero estoy en la mitad de la puta nada y el destino está cerca. Veo una curva hacia la derecha en el horizonte marcada en mi GPS y un precioso campo verde en el medio. Siempre fui un conductor bueno, intentando no saltarme ni un semáforo en rojo, poner intermitente antes de doblar y no molestar con las luces largas a los otros conductores. Pero mi muñeco se estaba quedando hecho sopa y tenía que terminar la misión para no pagar otra multa. Con dos cojones crucé campo a través.

Fue un momento feliz: los arbustos, el verde debajo de mis ruedas, los árboles más allá… y de pronto, al pasar una cuesta…

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I believe I can fly… I believe I can… FUCK THIS SHIT

Un agujero del tamaño del jodido Kentucky se abrió adelante mío: entre el prado y la montaña de fondo no había absolutamente nada. A 90 km/h y con el camión a tope no pude hacer un carajo para evitar caerme en lo que resultó ser un agujero infinito. Tres minutos estuve viendo cómo el camión giraba y caía y giraba y caía sin parar en lo que imagino es el infierno de American Truck Simulator.

Que le den.

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La razón por la que no se ven los objetos desde abajo es simple: se llama backface culling. Es una optimización para no renderizar los polígonos cuando la cámara y su normal apuntan en la misma dirección.

 

Hace una semana

Entre la multa por exceso de velocidad (¡pero si iba sólo a 60 km/h y no había ningún cartel, madre de Dios!) y las reparaciones por el pequeño choque con el taxista (un roce de nada y $ 2250 que se fueron con el viento) estoy en unos míseros $ 4650 semanales. A este paso tendría que currar unas 25 jodidas semanas para llegar a comprar mi camión propio. Empiezo a pensar que esto de jugar a la espartana no es bueno.

Después de mirar la lista de trabajos disponibles encuentro algo interesante: un viaje a San Francisco. Parto a lo desconocido en mitad de la noche, sediento de nuevas aventuras.

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¿Y el famoso puente de las pelis? ¿Dónde está, DÓNDE?

Sin mayores contratiempos llego a San Francisco: está oscuro, feo y poco detallado. Como siempre, me paro a sacar unas cuantas fotos en el modo voyeur y el tiempo total de misión se estira casi media hora… de la vida real. Cuando llego al destino, el segurata me mira mal. Y aquí es cuando toca comentar lo que ya sospechaba: excepto algunos muñecos aquí y allí, los Estados Unidos de American Truck Simulator son el sitio menos poblado de la tierra: no hay ni un alma, ni de día ni de noche. Se tomaron demasiado en serio el tema del desierto. Además, los muñecos son feos con ganas.

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¿Una monedita por favor? Que tengo que operarme la cara por culpa de la POLIGONALITIS AGUDA que me dejó así, to’ cuadrado.

 

Hace dos semanas

Por fin mi paciencia está dando sus frutos: currando como esclavo conseguí ganar $ 8640 dólares. A este ritmo podré comprar mi propio camión dentro de poco.

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A horse with no name

Decidí ponerme manos a la obra y volver al curro. Crucé de un pueblo a otro y descubrí un montón de vida entre Las Vegas y Los Ángeles. Descubriendo nuevos pueblos se gana acceso a hoteles/moteles para descansar, estaciones de servicio, nuevas misiones y sitios donde chequear el camión (al igual que arreglarlo). A veces también se encuentran nuevos concesionarios, se me cae la baba viendo los modelos que hay para comprar y las opciones de tuneado para los camiones. Subí de nivel también un par de veces y ahora soy un experto en viajes largos y materiales frágiles. Este juego es la bomba.

Con las vueltas que da la vida, volví a Las Vegas por curro. En un cruce muy transitado tuve que meter un camión mastodóntico en una callejuela estrecha, y en un momento de distracción, una de las ruedas se quedó enganchado en un… algo. No tengo claro si fue un pequeño poste, una mini caseta telefónica o qué, pero no me podía mover. Intenté durante 10 minutos sacarlo de ahí sin éxito – terminé causando un embotellamiento pero me importaba un carajo.

Desesperado terminé haciendo clic en el botón de “anular misión”. Con alivio volví al menú principal para buscar otro trabajo, y todo iba bien… hasta que vi que la multa por abandonar misiones es de $ 10.000. Perdí todo lo que había estado ganando desde hacía un par de semanas.

Casi mato a alguien.

 

Hace tres semanas

Lentamente estoy empezando a hacerme con los controles: el secreto está en mirar bien alrededor con el mouse para no perderse. Los efectos de luces están muy logrados: el sol acaricia el cielo después de una noche de oscuridad, y cada pequeña farola arroja su luz, como luciérnagas en verano.

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La noche cae en algún lugar perdido en California

Me dejo llevar por la música de la radio Smooth Jazz Tampa Bay – una mezcla cojonuda de jazz y r&b sexy. Las calles y autopistas se funden en un recorrido relajante que me regala de vez en cuando pequeñas perlas: una estación de servicio perdida, un camping, un acantilado con sus olas machacando la playa de forma incesante…

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Smooth jazz y las olas del mar. ¿Qué más se puede pedir?

En el medio de un trabajo, la carretera se separó en dos vías: pude decidir si tomar la vía izquierda o derecha, pero el GPS marcó el camino izquierdo. No estaba seguro por qué – el camino derecho era la carretera principal, asfaltada y todo, mientras que el camino izquierdo era una culebra con adoquines que se perdía entre un camino de árboles -, pero decidí hacerle caso al GPS y entrar en la callejuela.

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Yayo’s Voyeur Tour 2016

Flipé al encontrarme por ese pequeño camino un pueblito de veraneo con sus canchas de tenis, hoteles y tiendas frente a la playa. La música, la noche y esas vistas me hicieron rememorar veranos perdidos hace ya muchos años. Ahí fue cuando descubrí una de las mejores herramientas de American Truck Simulator: el estudio fotográfico incluido que permite hacer todo tipo de fotos de la escena durante la pausa del juego. Se pueden tocar los colores, algunos efectos y mover la cámara en un radio bastante grande alrededor de tu camión para no perder detalle. Es el arma definitiva para voyeurs arquitectónicos como yo.

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El pueblo entero es una delicia, lástima la falta de gente para espiar…

 

Hace cuatro semanas

Abro el juego y me pide que haga un perfil. Se me permite elegir varias imágenes – pero la decisión es clara.

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Yayo’s Truck Heaven. FUCK YEAH!

Tuneo mi empresa y se me informa sobre cómo va el juego – al principio eres un currito que debe buscar sus trabajos en una lista que cambia constantemente, que se puede prioritizar por duración, paga o recorrido. Haciendo trabajos se gana experiencia que sirve para desbloquear habilidades – transportar materiales peligrosos o frágiles, hacer recorridos exprés o de larga duración, etc. En un mapa bastante grande se puede ver todas las ciudades, pueblos y paradas disponibles, trazar una ruta y empezar a trabajar. Un sistema de e-mails en el juego te informa sobre distintas cosas – la posibilidad de conseguir créditos bancarios para comprar camiones y mejorar tu propio negocio, nuevas partes desbloqueadas en el garaje y mucho más.

Empiezo mi ruta y le muestro a mi esposa el juego.

-¿Ves cariño? Es como un GTA pero simulando ser un camionero… como en la vida real.

-Ya veo, ya… sólo faltan las putas. Como en GTA y en la vida real – comenta y se va.

Reflexiono sobre las putas y decido pasar de los bancos. Qué cojones: si en la vida real vivo sin créditos, no voy a caer en el juego. Voy a jugar como un espartano, ganándome el pan con sudor y esfuerzo.

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El primer atardecer

Hago un par de encargos y como quién no quiere los días se suceden rápidamente – pasando de la oscuridad de la noche a la terrible sequedad del día y el sol abrasador. El desierto es muy duro, pero buscando en las radios encontré un par de perlas que ayudan a pasar mejor el trayecto. Mi viaje acaba de empezar.

 

Conclusión

American Truck Simulator es un juego para tomarse con calma. Si uno tiene tiempo y pone de sí, es capaz de sorprenderte y dar pequeños momentos inolvidables – buenos y malos. Es injusto se vea como se vea, pero las comparaciones con GTA no son tontas: en el fondo es capaz de ofrecer una parte idéntica a lo que caracteriza a todo buen GTA – dejarse llevar al volante de un vehículo sin mayor objetivo que ir del punto A al B acompañado de buena música.

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La X significa “QUE TE DEN, POR AQUÍ NO PASAS CHATO”.

La mala noticia es que los detalles fallan: un muñeco con pocos polígonos aquí, un agujero allí, unos gráficos que a veces parecen caricaturas de PSX… como dije antes es injusto comprarlo con GTA – porque son dos bestias completamente distintas – pero se nota que en el fondo no es más que otro “simple” simulador de coches – la conducción no es agradable, el gameplay es trivial y en el fondo no es muy diferente a los simuladores cutres que puedes encontrar en cualquier autoescuela. El camino es siempre recto, nunca puedes desviarte ni buscar tú mismo las rutas – se puede alterar un poco, pero será menos eficiente. La conducción “libre” llega sólo al comprar un camión propio – pero no es muy interesante manejar “porque sí”. Y algunos sistemas (como el de fatiga, lluvia o multas – que se puede desactivar para saltarte todos los semáforos en rojo sin que se te mueva un pelo) están ahí más para joder que para darle realismo al juego. Que en una carretera de tierra, vacía, sin radar, sin cámaras, te metan una multa por pasarte de un límite que no está claro – porque señales hay pocas – tiene huevos.

Quizás da la impresión de que es un mal juego – no lo es en absoluto. Si te dejas llevar te recompensará con horas y horas de inacabables carreteras donde el paso del tiempo y las vistas junto a la radio pueden ser más relajantes que un masaje de cuerpo completo tailandés. Pero si quieres algo más de él – a pesar de los meta elementos de gestión de camiones, tu propia empresa y demás – no vas a poder sacarle mucho.

Es una pena que la fatiga que produce termine siendo real, más que la propia simulación de conducción.

Nagato

Jugador empedernido. Amante de los juegos de ciencia-ficción y las aventuras gráficas.

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