Análisis Layers of Fear
A veces me siento sin inspiración a la hora de escribir los análisis, porque lo que escribo son mis impresiones, mis sentimientos, mi alma a la hora de jugar a un videojuego: mi experiencia en general. Si hiciera esa clase de análisis donde lo que prima es explicar de manera simple cómo es el juego y no lo que se siente jugándolo, uno puede tener menos o más ganas, pero eso siempre se puede escribir, porque al fin y al cabo es como explicar una fórmula matemática. Por otro lado, cuando hablamos de sentimientos, arte o cualquier aspecto que necesite nuestra alma, opinión y algo más profundo de nosotros, necesitamos una inspiración, algo que haga un click dentro nosotros y que de pronto esa pequeña onomatopeya imaginaria se convierta en una explosión de sentimientos que fluyan de mis dedos al teclado.
Es terriblemente curioso que haya empezado a hablar de esto justamente cuando un videojuego trata ese mismo tema: un artista frustrado que perdió todo su talento y acabó sucumbiendo a la demencia. Os juro que es una coincidencia y no un tema que haya empezado por el simple hecho de que el juego gire entorno a ello. Llevo un par de semanas en las que he estado simplemente embobado con mi vida y con el hecho de querer disfrutar sin ataduras, especialmente una de las últimas semanas que tuve vacaciones en mi trabajo y ya de paso se alineaba los planetas para salir The Division esa misma semana, conclusión: una semana de vicio insano, estar todo el día tirado en el sofá con aliento a cola barata y hamburguesa, queriendo olvidar mis obligaciones, mi trabajo e incluso MuchoGamer.
Podría eliminar todo lo que acabo de escribir, pero realmente tiene cierto factor que le aporta personalidad y emoción a este análisis, porque algunos olvidan que aquí detrás de todo este texto hay una persona humana que escribe con la mayor pasión posible.
Hace ya bastante tiempo que acabé Layers of Fear, y las impresiones han sido simplemente excelentes, mucho mejor de lo que esperaba dentro de ese género que tanto pavor causa a algunos usuarios. No, no hablo del género de terror, hablo de los -para mí mal llamados- Walking Simulators, porque Layers of Fear puede entrar perfectamente en ese saco de vulgar etiqueta, que personalmente no hacen justicia a la experiencia que buscan ofrecer dichos juegos. Pero dejaré para otro día el hablar de ese género y su etiqueta en profundidad.
Al ser un juego de terror basado en la línea de Walking Simulator: la interacción es bastante mínima; no hay armas, no hay enemigos de los que defenderse y tampoco nos pueden matar, o al menos no de la manera que propiamente conocemos. Con estas pequeñas aclaraciones el jugador medio y/o el amante de juegos que tienen que tener un reto de habilidad al mando, ya está directamente dejando de leer esto y olvidándose al completo del juego. Esa no es la experiencia que busca ofrecer, no es un Dead Space o un Silent Hill, con objetivos, armas, monstruos… Sino tan solo la mente perturbada de un artista que sufre infinidad de pesadillas y alucinaciones.
Llevaba mucho tiempo dentro del género de terror y rara vez un juego me afectaba tanto como para volver tener miedo a la oscuridad, aunque fuera en pequeñas dosis y momentos puntuales. Pero peor todavía es volver a mirar un cuadro real después de jugar a Layers of Fear, un escalofrío recorre tu cuerpo y, hasta que no pasen semanas o meses, no olvidas esa sensación a la hora de mirar cualquier cosa fuertemente relacionada con la obra de ficción en cuestión.
Recientemente tras jugar a Layers of Fear mirar un cuadro para mí era como mostrarle a una madre un tarro con un bebé dentro tras perder su hijo que estaba dispuesto a nacer. Mi madre ya me habló de esa experiencia, e imagino que mi comparación es injusta dado el grado traumático, pero desde luego debe ser algo bastante desagradable siendo esa sensación a la que me quería remitir.
Juzgar a Layers of Fear diciendo que es solo un juego de mirar y andar es como decir que Dark Souls es simplemente un juego de luchar y morir. Siempre me han parecido estúpidas esas maneras absurdas de resumir un juego, y es por ello mismo odio la etiqueta Walking Simulator tratando a los juegos dentro del saco como simples “juegos de andar”, hay mil y un factores dentro del universo de cada juego que se ignoran con esas simplificaciones.
El factor que más me gusta de este juego es que por mucho que se juzge su limitada jugabilidad, pareces estar jugando mucho más, e incluso notar la terrible sensación de que no eres tú el que juega, sino el juego contigo. Esto no lo digo por la escasa interacción, todo lo contrario, porque con ella es como nos damos cuenta de que el universo del juego parece consciente ante nuestros actos. Mirar a una pared, mirar a otro lado y luego volver a girarte para percatarte de que ahora hay una puerta, es algo que descoloca y aporta una enorme sensación alucinógena y desasosiego. ¿Recordáis P.T.? Ese ir por un pasillo, pasar por la puerta y estar en el mismo pasillo otra vez, es sin duda algo desconcertante y extraño, pues los chicos de Bloober Team SA han sabido aprovechar esa fórmula enigmática para dotar su videojuego con un toque psicodélico y descolocador. Lo mejor es que no lo han resumido a un pasillo, sino que han dotado al juego de continuas escenas, momentos y lugares con este nuevo elemento.
Mi experiencia con Layers of Fear ha sido extraña y terroríficamente inmersiva, porque a pesar de no tener un medidor de salud y un contador de vidas, notaba que estaba perdiendo algo con cada hora de juego que le dedicaba, pero era algo que estaba dentro de mí: mi salud mental. Tal vez os pueda parecer que exagere, pero repito: esto fue mi experiencia, y ante cada juego un jugador puede tener diferentes sensaciones. He jugado a mil y un juego de terror, incluso superé la traumática demo de P.T. que hasta ahora había sido la experiencia jugable que más terror me había causado, más incluso que los antiguos Silent Hill. También he evitado jugar más de una hora y media a Layers of Fear, porque el juego tiene para mí cierto factor secreto que como ya dije, afecta a mi salud mental haciéndome sentir aterrorizado y descolocado. ¿Quién sabe? Tal vez tenga un cierto grado de fobia a los cuadros y a las experiencias que ofrece este título.
Sé que hay ya mucho boicot y demás tontería con la etiqueta de terror psicológico dentro del género hoy en día, pero desde mi experiencia no dudaría ningún segundo en otorgarle el honor a Layers of Fear en considerarlo como tal. Según dicen por ahí, los juegos de terror psicológico son los que no buscan abusar de screamers (sustos de sobresaltos) y confían plenamente en su universo, ambientación e historia para ser lo suficientemente aterrador, tanto como para afectar al jugador más allá del momento que ha parado de jugar: afectar en su día a día y en la visión de las cosas. Esto es algo que ha logrado conmigo, porque no puedo volver a mirar un cuadro sin pensar que oculta algo extraño y con ello el resurgir del escalofrío por mi cuerpo.