Análisis The Escapists 2
Jamás pensé que llegase a encontrarme en esta situación. Yo, que había esquivado decenas de peligros y evadido a todo el mundo, me encuentro en una jaula. Parece que no tengo forma de escapar, sin embargo, pienso: “¿Me desafían?, pues se van a acordar de mí durante toda su vida”. De repente, los barrotes ya no parecen una barrera, sino una ventana al exterior. Nadie me lo va a impedir. Acabaré escapando de esta prisión.
Algo similar debió pensar Frank Morris el día que ingresó en Alcatraz. Por lo menos, eso es lo que pensé yo mis primeros días en Centre Perks 2.0, una prisión de máxima seguridad de la que me era imposible huir. O eso creía.
La verdad es que yo no llegué a jugar a la primera entrega, así que en cuanto mi compañero Nagato soltó el juego en medio de la redacción, no dudé ni un segundo. The Escapists 2 debía ser mío. ¿Un juego en el que interpretas a un preso, llevando la rutina de la cárcel y realizando incontables triquiñuelas para poder ver amanecer un día más? Por supuesto. Esa es la propuesta de los chicos de Mouldy Toof Studios. Una propuesta nada sencilla, he de decir.
-¿Dónde demonios consigo una lima?
Vayamos con el modo principal. The Escapists 2 nos presenta hasta 11 prisiones (la primera de ellas es el tutorial), en las que debemos escoger uno de los presos que se encuentran allí y lograr escapar de la misma. ¿Fácil, verdad? Ni mucho menos. Lo acabo de nombrar ahora y anteriormente pero no resulta nada sencillo evadir la condena. Para ello, se nos permite modificar a todos y cada uno de los guardas, presos y personal de la cárcel en la que nos encontremos. Se trata tan solo de un detalle estético pero que se agradece. Una vez hayamos customizado lo que nos apetezca, entramos.
La primera de ellas es Centre Perks 2.0, la cual nos la presentan a través de una cinemática en la que nuestro queridísimo alcaide nos hace el tour por las estancias más importantes y comentando algunas de las rutinas que deberemos llevar a cabo, todos y cada uno de los días de confinamiento. Una vez asumimos la soledad y que nuestra única compañía será la de un póster de Raquel Welch en la pared de la celda, comienza el baile. A las 7:00 de la mañana nos levantaremos para pasar lista, cita ineludible. Inmediatamente después a zampar al comedor el desayuno (¿qué clase de bazofia es esta?) y descansito mañanero. Es aquí cuando empieza la juerga. Disponemos de unas cuantas horas para campar a nuestras anchas por todo el recinto y las posibilidades se disparan.
Nuestro personaje posee un menú en el que se nos aclara todo acerca de él. Tenemos puntos de físico, de fuerza, de intelecto, de salud, de energía… Los tres primeros se pueden mejorar, realizando ejercicios en el gimnasio o leyendo libros en la biblioteca. Con la mejora del físico o de la fuerza nuestra resistencia no se verá tan afectad y nuestro golpes serán más demoledores. Sin embargo, si decidimos cultivar nuestra mente, conseguiremos que nuestro preso sepa craftear un mayor número de objetos que nos serán muy valiosos para nuestra huida. Todo ello, a través de un pequeño minijuego en el que debemos combinar los botones R2 y L2(he jugado la versión de PS4) para que nuestras estadísticas aumenten.
Uno de los detalles a destacar es la inmensa cantidad de objetos de los que podemos disponer. The Escapists 2 nos propone un sistema de crafteo con el que podemos combinar desde un jabón con un calcetín para convertirlo en nuestra arma definitiva o hacernos con unas tijeras que ríase usted de las de podar del jardinero. Esta mecánica será fundamental para que nuestras posibilidades a la hora de escapar fructifiquen. No obstante, existen ciertos objetos que no pueden ser obtenidos de otra manera que comprándoselos a nuestros compañeros o, directamente, robándolos de sus celdas.
Unos compañeros con los que podemos interactuar de muchas maneras. Son lo peor de lo peor, como tú claro, y no sacarás nada de ellos si no obtienen algún beneficio. Por ello, muchos de ellos te propondrán misiones de envío de cartas, robo a otros presos o alguna que otra partida de piernas con cariño… Ganándonos su confianza conseguiremos acumular todos aquellos utensilios que necesitemos para largarnos de la cloaca en la que nos encontramos.
A pesar de todo, es un juego que puede llegar a abrumar. Las cárceles son lo suficientemente extensas como para perderte al principio, pudiendo convertirse en todo un laberinto, multiplicándose esta sensación por los numerosos pasajes subterráneos y los agobiantes conductos de ventilación. Existe tal variedad de oportunidades y formas de escapar que puede que no sepamos qué dirección o qué estrategia tomar nada más aterrizar. Un punto a favor muy importante pero que puede marear a los recién iniciados.
Fijaros todo lo que podéis hacer en el descanso. Ha dado para rato, ¿verdad? Pues dejad de fisgonear en el escritorio de Clive, que hay que ir a comer. Una vez hemos permitido que el suculento manjar pase por nuestro paladar, es hora de trabajar. Sí, sí, como lo leéis. Nada de hacer el “vagoneta” todo el día, habrá que ir a las oficinas de empleo y conseguir un puesto en el que sacarnos un dinerillo extra. Sé que no os gusta limpiar las paredes de grafitis, estaría mejor currar ordenando el correo pero Herschel se ha adelantado. Aunque, igual podéis sabotear tanto paquetito y cartita de Herschel para convertiros en cartero…y luego Herschel igual se enfada un poquito. Decisión vuestra.
Una vez hemos dado el callo más de lo que nos gustaría, habrá que ir a perder esos michelines que nos sobran en el gimnasio y ponernos en forma. Luego, duchita para no oler a cabra y a la cena. Un último descanso y nuevamente el pase de lista, rezando para que no se les ocurra a los guardas mirar debajo de tu escritorio y que encuentren las doce limas que tienes escondidas. Luego, para el sobre todo el mundo. Bueno, no todos. Si quieres te puedes quedar trasnochando, cavando un poco más el túnel hacia tu libertad. Y a la mañana siguiente, otra vez lo mismo.
El principal componente de The Escapists 2 es algo que yo adoro: la rutina. Los días se suceden en la prisión y es nuestro deber hacerlos más amenos con nuestro plan de huida. No se trata de huir en el menor tiempo posible, que también, sino de explorar la cárcel, conocer sus puntos débiles y asestar el golpe por el sitio en el que menos se lo esperaban. Todo esto mientras finges ser el reo más ejemplar desde Andrew Dufresne.
–Lo único que no me pueden quitar es la risa
Además todo es más divertido si dos mentes se juntan. Por ello, una de las principales novedades de esta secuela es el aspecto multijugador, ya que podremos jugar tanto en cooperativo local como online para escapar juntos de la prisión. Asimismo, existe un modo llamado “Jugar contra” en el que se nos propone un versus contra un compañero para ver cuál de los dos, tres y hasta cuatro personas que se encuentren jugando a la vez, abandona el recinto en primer lugar. Tendremos los objetos más básicos a nuestra disposición sin coste alguno y la rutina se deja un lado para proyectar en primer plano nuestra imaginación para ser el que menos tiempo esté en la prisión. Eso sí, tan solo se dispone de un día para realizar la tarea, así que metedle caña al asunto. Y si no lo conseguís, siempre podéis batir récords de gente de todo el mundo en cada una de las prisiones.
Otro de los aspectos claves es la estética. The Escapists 2 es un juego con estética pixelada que y con bastante más detalle que su predecesor. Y sobre todo, lo que quiere hacer es que nos riamos para aliviar nuestra condena. El juego está lleno de gags entre presos, guardas y personal de la cárcel. Esto aporta un toque realmente desenfadado y cómico que hacen de la experiencia algo más divertido. Además, los efectos de sonido y música son magníficos.
-¿La luz del sol?
The Escapists 2 es un juego que mejora numerosos aspectos de su predecesor. Es una secuela muy robusta y sólida que aporta el suficiente número de novedades como para hacerse valer y superar a su primera parte. El cooperativo y las posibilidades online son características que el juego pide a gritos y agradece enormemente. Eso sí, es un juego de cierta paciencia en el que no creo que el espíritu del juego consista en escapar el primer día, sino saber disfrutar en su medida de la cárcel.