Sé lo que quieras ser: el poder de los simuladores
Estamos en una época en donde todo parece que pueda ser objeto de ser simulado. Desde aquella cabra loca que nos mostraba “Goat Simulator”, pasando por querer ser una roca en “Rock Simulator” hasta la loca idea de saber qué se siente al ducharse con tu padre en “Shower With Your Dad Simulator”.
Parece como si hubiésemos abierto la caja de Pandora de algo absolutamente absurdo, cómico e incluso histriónico. Algo que hasta entonces ocupaba las mentes de los desarrolladores y creadores más valientes, que podrían arriesgarse con una idea que causaba diversos “facepalms” a su alrededor.
No hay espacio que no pueda ser invadido por las ganas de ser imitado. Claro está que nunca será como la realidad, aunque, hay ciertas realidades que quizás no merezcan ser vividas de forma tan explícita como sucede con el simulador de la roca. ¿O acaso sí? Lo que de verdad me impresiona es que en Steam, al introducir la palabra “simulator”, encontramos 1679 resultados diferentes. Desde querer ser un autobús de Nueva York hasta convertirnos en un gato.
Está claro que se juega con la idea de “sé lo que quieras ser”, ya sea cirujano en “Surgeon Simulator” o un camionero en el reciente “American Truck Simulator”.
Es como el juego de las profesiones de cuándo éramos pequeños. “Elige tu propia profesión” en un variopinto abanico de distintos empleos, que una vez que nos hacemos mayores, no son tan fáciles de conseguir. ¿Frustraciones reprimidas? Quizás sea la causa principal de estos simuladores. Todos podemos hacernos camioneros por un día pero quizás no tengamos la posibilidad de llevar esos encargos tan urgentes a Hurón, California por falta de dinero, motivación, experiencia o titulación en la vida real.
Aquí es cuando entra la brillante idea de desarrollar algo diferente. No podemos negar la gran creatividad que muestra cada uno de estos títulos. Son obras a cada una más original y alejada de los cánones de los videojuegos actuales. Muchas veces no se trata de matar a un rival ni de hacernos líderes de nuestro batallón. Consiste en ponerse en la mano de otro. De empatizar con lo que queremos ser.
Y eso es una gran batalla ganada en un mundo donde prima el individualismo y las ganas de no saber nada del prójimo. Nos especializamos en acostumbrarnos a la rutina y de ello nacen las ganas de ponerse en el papel de otro. Quizás ser piloto, granjero o diseñador de moda.
¿Quién empezó a hacer populares estos juegos? El proces o ha sido gradual, evolutivo pero que se ha adaptado a la tendencia actual. Recuerdo Nintendo y sus juegos para Nintendo DS que nos permitían hacernos peluqueros, diseñadores o tener mascotas en casa. Después llego la fiebre de los simuladores a través de la popularización de “Goat simulator”. Pero si hay un factor clave que ha encumbrado a estos juegos ha sido su jugosa forma de poder ser retransmitido en directo por parte de Youtubers importantes.
Son juegos que se hacen dinámicos de ver, son divertidos y que dan pie a chascarrillos y anécdotas que pueden ser comentadas en directo. Además tienden a tener una duración ilimitada, tú decides cuánto tiempo gastar en ellos, porque muchas veces no hay final. El final lo pones tú.
En conclusión, simular es una forma sutil de hacer algo distinto. De cambiar. Aprender del otro. Nadie puede negar la satisfacción cumplida de alcanzar un sueño.