Análisis Mind: Path to Thalamus
Hablemos de Mind: Path to Thalamus. Su creador, Carlos Coronado, ya me concedió unas palabras en una charla que tuvimos, en la que explicó varios elementos no solo de su obra, sino también de él mismo durante el desarrollo y su papel en la industria. Esto que vais a leer a continuación no es un simple análisis, también es el reflejo de un creador en su propio videojuego.
La mente tras la obra
Carlos Coronado es quien ha trabajado a solas en este proyecto, a pesar de que en los premios de la GameLab -donde ganó 6 estatuillas, incluída la de mejor juego del año- el estudio detrás se conociera como “Mind Team Dev“, era tan solo un nombre improvisado que se requería obligatoriamete para referirse al estudio que se encargaba de desarrollar el juego. Pero luego realmente solo era nuestro amigo Carlos el encargado.
Cuando tuve la ocasión de formularle unas preguntas al señor Coronado recuerdo que hubo una respuesta que me pareció bastante impactante, y a la cual demuestra que muchas veces los usuarios de a pie ignoramos el esfuerzo detrás de cada videojuego. La pregunta en cuestión fue la siguiente: “¿Cuál ha sido tu mayor dificultad en el desarrollo?” a la cual Carlos respondió algo que sinceramente no esperaba: “El día a día“. Me explicó que lo peor del desarrollo era afrontar durante el larguísimo tiempo que duró el día a día, donde algunos estaba 12 horas encerrado simplemente poniendo piedrecitas en el juego, y así día tras día también con otros elementos.
Con todo esto no me extraña que Carlos declarara en una entrevista que le pareció más interesante la parte de dar visibilidad y vender su juego (marketing y publicidad) que el propio hecho de crearlo. Esto es uno de los elementos que más me llamó la atención del señor Coronado, el hecho de ser alguien que afirma estar aquí por negocios, pero que no por ello descuida sus proyectos y tiene siempre bastante ambición. Ahora mismo se encuentra trabajando en la realidad virtual, y lo haga por dinero o no, desde luego ya está logrando bastante más avance en los videojuegos que otros muchos desarrolladores en la industria. Pero lo que me parece más interesante: teniendo en cuenta el mercado y cómo funciona, algo que muchos estudios independientes ignoran creyendo que lo importante es simplemente hacer un buen juego y esperar a que este venda solo.
Es increíble la facilidad que tenemos los usuarios para olvidar que detrás de cada videojuego haya una persona que necesita pagar facturas y comer. Carlos admitió que tiene mucho interés en seguir en la industria además de muchas ideas creativas, pero era obvio que eso no se consigue así sin más, por ello aclaró que el juego protagonista de este análisis era principalmente para poder mantenerse económicamente. Con esto luego dispone de la libertad para dar rienda suelta a sus ideas sin morir de hambre. Hasta el artista más dedicado necesita comer, como es obvio.
El juego más bello no busca el realismo, sino la fantasía
He de admitir que durante todo el tiempo que me supuso completar Mind: Path to Thalamus siempre tuve una duda muy grande en mente, incluso ahora mismo durante escribo esto antes de llegar a la conclusión final. Este juego es increíblemente bello, pero como videojuego me genera ciertas dudas que me hacen cuestionar continuamente nuestro medio, si estamos valorando arte, videojuego o experiencia en general. Suelo optar por la última que es una mezcla de lo que quiera expresar el juego y cuán bueno es en sus mecánicas que lo hacen videojuego.
Mind: Path to Thalamus es posiblemente el juego más bello y hermoso que haya visto jamás durante las miles de horas que he dedicado a jugar videojuegos -esas horas que podría haber invertido en sacarme varias carreras… pero qué más da, si ahora soy algo importante, soy experto en videojuegos. Uno de los aspecto que logra que este juego sea increíblemente bello es el hecho de estar ambientado en un mundo de fantasía e imaginación, donde no nos podemos parar a pensar qué tiene lógica o no, tan solo contemplar la belleza causada por la mente de una persona. Mundos imposiblemente bellos y demasiado contradictorios para apreciar en nuestra realidad.
Lo que más me pareció interesante de Mind, es que el entorno no solo estaba para expresar un lugar imaginado por una persona en su subconsciente, sino también como propio medio para desenvolver los elementos jugables de una manera increíble. La belleza no solo se quedaba en los estético desde luego, se extendía hasta las propias mecánicas jugables.
El salto a la versión definitiva: Enhanced Edition
Durante mi charla con Carlos Cornoado una de las cosas que le comenté fue el expresarle que sería un juego magnífico para la realidad virtual, a lo que me contestó con indirectas de que ya estaba trabajando en ello y haciendo una mejor versión del propio juego. Más puzzles, nuevos finales, mejores gráficos y mejores efectos gracias a Unreal Engine 4 y, lo más importante: compatibilidad con la realidad virtual. Esto último punto nos permitía por fin atravesar esa ventana por la que veíamos el surealista universo del juego para adentranos por fin en él. En serio, posiblemente sea uno de los mejores juegos con los que estrenarse en la realidad virtual que va a empezar a pegar fuerte este año.
Otra cosa que también puede alegrar a más de uno es que esta nueva versión del juego también llegará a Playstation 4 y Xbox One, o al menos eso daba a conocer su tráiler en el que se mostraba el clásico “coming soon” (saldrá pronto) con el logo de las conocidas consolas. Ah, y por si os surge la duda de con qué gafas de realidad es compatible, tanto HTC Vive como Oculus Rift lo son.
Analizo esta versión del juego no solo porque sea la más reciente, sino también porque la versión original de PC se ha actualizado automáticamente hacia esta, haciendo desaparecer la versión original a la cual ya tuve acceso. Si ya tenías el juego dispondrás directamente de la Enhanced Edition, o si lo compras ahora, será directamente esta versión del mismo.
Jugando con el entorno
Es obvio que Mind: Path to Thalamus podría caer perfectamente en ese saco que vulgarmente se llama Walk Simulator (simulador de caminar), pero eso sería un golpe muy bajo y no hacer justicia hacia un título que presenta unas mecánicas de puzzles realmente interesante e ingeniosas.
Al principio podemos ver cómo el juego está jugando con nosotros y nuestra visión, algo que me encantó por la manera de abrir nuevos caminos justo antes de que la mirada del jugador se dirija de nuevo hacia esa pared que ya daba por cubierta y sin camino a ningún lado. Pero ahí no queda la cosa cuando hablamos de los efectos espejos.
Mind dispone de varios puzzles y diferentes elementos que no solo los irán siendo cada vez más complejos, sino también variados e ingeniosos al jugar con varios elementos y posibilidades que a simple vista son muy difíciles de imaginar. Estos elementos jugables modifican el entorno, como pasar de día a la noche, hacer que llueva, reconstruir estructuras volviendo al pasado, entre otras cosas. Todo ello modificando notablemente el escenario para con este fin ser testigos del poder de nuestras mentes.
Un detalle importante y que Carlos me puso al día es el hecho de que la mayoría de los puzzles difícilmente pueden resolverse “al tuntun“, en muchas ocasiones es obligatorio que el jugador tome perspectiva. El ejemplo más claro de esto está en uno de los primeros escenarios, en el que el jugador debe alejarse del puzzle y ver qué puede o no hacer en unos reflejos que son imposibles de visualizar mientras estamos interactuando para resolverlo. La solución se halla alejando y pensado desde fuera, y esto es algo importante dado que existen muchos juegos de puzzles en el que dar con la solución sin pensar no es difícil si se insiste de manera cabezota.
El portal a otro mundo
La trama del juego es algo básica pero significativa en todo lo que vemos. Abundarán los mensajes visuales y simbologías que podremos ver en el entorno de ese mundo fantástico, algo que aunque sea difícil de descifrar deja rienda suelta a nuestra imaginación tanto como al protagonista que encarnamos en esa aventura mental.
Nosotros nos veremos en la piel de alguien que se encuentra en coma, y nuestro tálamo -palabra que da titulo al juego- es una parte fundamental de nuestro cerebro que interfiere en nuestros estímulos sensoriales, algo de lo que dudaremos continuamente durante el juego y lo que nos llevará por esos mundo de fantasía inimaginables. Durante ese viaje por el que nos llevará nuestro tálamo iremos descubriendo más sobre la vida de nuestro abatido protagonista que en varias ocasiones hará de narrador.
A pesar de tener un transfondo muy interesante la trama no se desenvuelve como uno espera y se apoya demasiado en la simbología y la mente “desconfigurada“. Los jugadores menos atentos y poco abiertos de imaginación pueden tener algo de dificultad para disfrutar de la trama. Aconsejo hacer uso del tálamo.
Conclusión
Mind: Path to Thalamus no es un videojuego para todos los paladares, pero los que sepan degustarlo estarán ante una de las obras más importantes de nuestro país. Carlos Coronado no solo ha logrado hacerse un importante nombre en la cultura de los videojuegos a nivel nacional, sino también a crear una maravilla jugable y uno de los juegos más bellos que he podido jugar en toda mi vida. Es uno de esos puntos de inflexión donde podemos denominar esto como puro arte jugable.