5 cosas de las que deberíamos avergonzarnos de hacer en Skyrim
Skyrim, ese gran RPG de mundo abierto en el que podemos estar centenares de horas jugando y aun así tendremos infinidad de cosas que seguir haciendo. Aunque ya hayamos terminado tanto la historia principal como los gremios, por ejemplo, sabemos que ahí no acaba la diversión; podemos seguir investigando su extenso mundo en busca de desafíos, construyendo una casa, subiendo de nivel, aprendiendo más sobre otros personajes o incluso ayudándoles para que sean nuestros amigos.
En el título somos un personaje poderoso y con contactos y, por eso mismo, a veces podemos conseguir que los guardias ignoren nuestros crímenes… lo que nos incita a sacar -al menos un poco- a la luz nuestro lado más psicópata y morboso. Estamos en un gran mundo en el que tenemos a nuestro alcance una gran variedad armas, poderes y armaduras. En Skyrim habitan centenares de personas y como es obvio, al estar inspirado en la Edad Medieval, muchísimas de ellas son humildes campesinos que viven de su propia cosecha o habitantes que simplemente van tirando como pueden.
Todo esto significa que hay muchísimas personas que se encuentran indefensas y que son completamente inofensivas y al mismo tiempo, se piensan que están a salvo por poseer un cuchillo de untar mantequilla una daga, además de un pequeño ejército vigilando la ciudad, pero… ¿qué es lo que haces cuando te encuentras una cabañita remota con una persona que vive sola? Pensamos, “¿sabe alguien de la existencia de esta persona? ¿Le echaría alguien de menos? ¿Qué es lo que tendrá en ese cofre?“. O bien, ¿qué es lo que pasa cuando un NPC nos dice algo desagradable o de malas maneras? Le decimos cuatro cosas desde el otro lado de la pantalla o le agredimos damos un puñetazo o algo peor. Al igual que cuando nos colamos en casa de alguien por la noche mientras está durmiendo y nos acercamos a robar lo que tiene en la mesita de noche. A esa persona se le ve tan inocua y tan tranquila que tenemos que descargar nuestra ira robándole y luego matándole… todo esto, por supuesto, habiendo hecho un grabado de la partida para poder hacer el cafre todo lo que queramos sin que se vea afectada nuestra reputación en el juego.
Simplemente, ningún jugador sobre la faz de la Tierra puede negar haber intentado o deseado matar civiles en un videojuego, aunque no sea Skyrim. En el título de Bethesda podemos hacer cantidad de cosas -por defecto y además teniendo en cuenta la infinidad de mods que hay disponibles-, y muchas de ellas las hacemos cuando nadie está mirando cómo jugamos, o al menos nos avergonzaríamos de que alguien supiera lo que estamos haciendo. Por eso mismo, he reunido en este reportaje cinco cosas vergonzosas que hacemos en Skyrim.
Atención: en este reportaje cito cosas macabras que me dedico a hacer en Skyrim cuando me aburro y no son cosas que ni desee ni me dedique a hacer en la vida real. Cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia.
1. Matar a alguien y poner el cadáver en el fuego
No es que en Skyrim pasemos hambre precisamente, pero ya sabemos todosqué es lo que pasa cuando cogemos un trozo de carne y lo ponemos en el fuego. La primera vez que jugamos al título y descubrimos el gran número de cosas que podemos hacer, incluyendo matar a gente, nos preguntamos “¿qué pasaría si cogiera este cadáver y lo pusiera en la hoguera?”. O mejor aún, “¿qué pasaría si matara a alguien, le quitara la ropa y lo echara al fuego?”.
Y es que como ya seguramente hayamos visto en Skyrim, es que podemos encontrar a cadáveres completamente calcinados, por lo que deseamos que pase lo mismo con la persona que hemos matado. Con toda la emoción del mundo por que nuestro personaje coma carne humana -porque la de perro no era suficiente- y toda la mala leche posible, procedemos a matar a un NPC y a arrojarlo sobre una hoguera. Tras esperar vemos que no pasa absolutamente nada y no es que realmente tuviéramos la esperanza de que pasara algo, pero más que nada son nuestras propias fantasías las que nos hacen hacer algo así pero, aun así, preferimos que nadie nos vea mientras intentamos llevar a cabo tal acto.
2. Robarle a los pobres
Supongo que todos sabréis que Robin Hood robaba a los ricos para dárselo a los pobres pero, venga ya, eso no es divertido. En Skyrim podemos entrar donde nos dé la gana; desde una casa ajena hasta el Palacio Real, donde hay muchas ropas de calidad, cantidad de sabrosa comida y muchas cosas que revender para sacar dinero. Los ricos tienen tantas cosas que si les faltara algo no se iban a dar cuenta… por lo que no es divertido.
Sin embargo, somos varios los que preferimos robarle a los pobres solo por el hecho de que son pobres. Preferimos robarle a una familia que vive con lo mínimo para dejarle aún con menos y, aunque esas personas no se vayan a ver afectadas en el juego por que les hayas robado toda su comida, es más por la sensación de poder y control que nos da sobre los demás. ¿Todo esto nos hace malas personas? Por supuesto que no, pero es que… “es solo que ese vestido era tan bonito… ¡que lo quería para mí! Antes que comprármelo, prefiero quitárselo a otro”.
3. Intentar asesinar a los niños, pero no a los animales
Como ya sabemos, en Skyrim no pasamos hambre a no ser que utilicemos un mod específico para ello, por lo que rara vez tendremos que matar a un animal nosotros mismos a no ser que sea por supervivencia. Skyrim no es que esté plagado de niños -gracias a los Dioses-, pero los pocos que hay parece que comparten los mismos padres; son todos iguales, tienen la misma cara, la misma voz y ¡casi el mismo pelo!
Tras haber experimentado en Skyrim por primera vez y viendo todo lo que podemos hacer y matar, nos preguntamos… ¿y qué es lo que pasa si mato a un niño? Es más, ¿se pueden matar? Por lo que nos armamos con una espada o un arco desde una distancia considerable, agachados para que nadie nos vea, y procedemos a lanzarle una flecha de ébano súper letal en la cabeza… y los mierdecillas no se mueren. Simplemente se ponen a correr despavoridamente pidiendo auxilio o a cubrirse la cabeza con ambas manos -porque eso va a hacer que la espada no les atraviese, ¿sabes?- y, es que por mucho que encierres a un niño en una habitación y te pongas a darle de sablazos, son totalmente inmunes a la muerte.
En cambio, si vemos a algún animalito, somos incapaces de hacerles daño a no ser que sea por supervivencia o para conseguir algún material. No solemos matar a los animales por gusto. ¿Quién podría hacerle daño a un conejito, a un zorrito o a un ciervito?
4. Matar a personas, desnudarles y ponerles en posiciones sexuales o simular una escena del crimen
Matar a alguien sin más en Skyrim y seguir nuestro camino nunca es suficiente. Si podemos simular que ha pasado algo más aparte de que simplemente hayan sido asesinados… lo vamos a hacer. En estos momentos es cuando sacamos es nuestro interior nuestra actitud más infantil y nos preguntamos… “¿Qué tal si mato a este? ¿Y si mato a dos? Mejor aún… ¿Y si mato a tres personas? ¡Espera espera, que hay más! ¡¡¿¿Qué tal si también les quito la ropa y les pongo uno encima del otro para que parezca que han sido asesinados mientras se estaban divirtiendo??!!”.
Por si eso no fuera lo suficientemente irrespetuoso para las víctimas, hay veces que preferimos matar a una o varias personas y hacer que parezca que ha habido una gran masacre por parte de un maníaco y simular la mayor escena del crimen que se nos ocurra.
5. Matar a alguien y quedarnos con su casa
¿Sabes qué es lo mejor en Skyrim de cuando matas a alguien aparte de sentirte como un Dios? No, no me refiero a ponerles en posturas extrañas ni a tirarles por un precipicio para que parezca un accidente. En fin, lo mejor de todo es que lo que tenían ya no les va a hacer falta y, aunque pudiéramos simplemente robarles las cosas y dejarlos vivir… a veces sentimos impulsos asesinos. Por eso mismo, aunque nos podamos permitir comprarnos una casa en cada ciudad y aparte construirnos tres mansiones más en el juego, hay veces que preferimos ir a lo sencillo; buscar una casa que nos guste y matar a sus ocupantes, o matar a los ocupantes y esperar a que la casa que tenían sea de nuestro antojo. Así conseguimos un techo bajo el que poder vivir, una cama, un fuego para cocinar y pertenencias de hasta hace poco han sido de otros.