Las 10 virtudes de todo buen RPG

Son muchos los subgéneros que toman el rol como punto de partida: el Action-RPG, el J-RPG… pero todos buscan coincidir en los mismos puntos, en los apartados que, de ser cumplidos en su totalidad, dan lugar al juego de rol redondo.

Con el objetivo de que se sepáis diferenciar a esos juegos de rol que se acercan a la perfección de los que no la llegan ni a avistar, hemos decidido listar todas esas virtudes. Antes de nada aclarar que todo juego tiene sus carencias, y el no ser exponente en uno de apartados no convierte a un juego en mediocre. Es casi imposible englobar todo los requisitos del juego de rol por excelencia en un escrito, pero, ¿por qué no intentarlo?

¿Listos para conocer las calidades de todo RPG que se precie? Empecemos, pues:

La personalización como base

En todo buen juego de rol se prima la inmersión, así que, ¿qué mejor manera de sentirse dentro del juego que creando tu propio protagonista? No son muchos los juegos de rol que te ofrecen la posibilidad de crear a tu propio personaje haciendo a este partícipe de la historia. ¿Cuántas veces hemos tenido que pasar por eviternas conversaciones en las que nuestro personaje no musitaba palabra alguna?

Lo que buscan los jugadores es que su creación tenga personalidad, dé juego durante las tertulias y sea un fiel reflejo de sí mismos. Con el tiempo la personalización de calidad será un habitual, aunque de momento nos conformamos con el carisma de personajes predefinidos como Geralt de Rivia o Alicia Melchiott.

Un universo inspirado y explorable

Da igual si es un juego de carácter lineal o sandbox: patearse escenarios genéricos y planos es tedioso.

Todo buen juego de rol sabe premiar el escrutinio del escenario con valiosos objetos que no se podrían conseguir de forma ordinaria. Premiar horas de caminos secundarios, pasadizos secretos… con pócimas o similares no favorece a la experiencia, más bien le resta puntos.

A su vez, el universo debe haber sido creado con ganas, haciendo que el jugador disfrute de su periplo. Unos decorados situados con criterio, un forma ingeniosa de conectar zonas… todo suma a la hora de hacerlo interesante.

Una jugabilidad profunda y equilibrada

La estructura jugable, sea original o esté asentada en los pilares más clásicos del género, debe ser compleja. Todo habitual del rol quiere disponer de multitud de ataques físicos, mágicos… pero que sobre todo permitan hacer un personaje único, totalmente distinto al de cualquier otro.

Cabe destacar, también, que la curva de dificultad, a medida que aumentas el nivel de tu personaje, no debe sufrir variaciones bruscas durante la partida: pasar de ser la presa a ser el cazador de un minuto al otro destroza la experiencia de juego y la hace artificial. El balance se encuentra en la progresión, pues a medida que te enfrentas a nuevas amenazas debes notar que tus adversarios son más duros de roer.

Una buena progresión se acentúa con la capacidad de mejorar tu equipación, de manera que sientas que inciden a grosso modo en la evolución de tu héroe.

Una buena trama, con su contexto, le dan fuerza al resto

Todo buen juego de rol va acompañado de un lore de calidad. El contexto, las historias que rodean al héroe… ayudan al jugador a luchar por una causa, a sentir interés por el devenir de los acontecimientos.

Los acontecimientos, a su vez, deben estar bien hilados y conformar una trama que, en orden creciente, atrape al jugador y lo sumerja dentro del lore. Como se puede comprobar, existe un efecto retroactivo/recíproco que da lugar a una interdependencia entre contexto y narrativa.

¿Qué sería de todo viaje sin una banda sonora a la altura?

Lógico. Un buen tema de fondo es capaz de dejar sensaciones que el propio momento no llega ni a inspirar. El ambiente se ve muy reforzado cuando la música de fondo armoniza con el susodicho, y queda totalmente desvirtuado de darse el caso contrario.

¿Misiones secundarias? Muchas, pero de calidad

Muchos juegos de rol engrosan artificialmente su duración con misiones secundarias totalmente faltas de atractivo, mayormente consistentes en recados que nada aportan a la experiencia.

Las buenas misiones secundarias no fomentan el backtracking, son entretenidas, profundizan en la trama y tienen una recompensa que compensa el esfuerzo.

Personajes secundarios con alma

Durante toda las aventuras de rol será menester encontrarse con personajes que nos venderán objetos, nos darán misiones o nos acompañarán en parte de nuestro viaje, entre otras acciones de diversa índole.

En muchos juegos dichos personajes se muestran inertes, vacíos. ¿Qué gracia tiene pasar unas horas con un acompañante con menos gracia que la segunda piedra del camino? Deben tener personalidad, adecuarse a los acontecimientos y complementarse con la trama.

Las grandes aventuras no terminan rápido

La duración es un eje fundamental del género. Debe ser una duración sin adulterar (sin misiones de relleno), sin una cantidad de cinemáticas o conversaciones innecesarias que la alarguen artificialmente. Y que, además, no deje al jugador sorprendido con lo repentino de su cierre.

Nunca está de más que el tiempo invertido en la exploración se disfrute, y que el juego esté concebido de forma que sea divertido perderse por su mundo sin hacer nada que incida directamente en la progresión argumental.

Una inteligencia artificial de calidad

Muchos juegos acaban ofreciendo una experiencia inferior a la prometida por culpa de una pésima Inteligencia Artificial. Cuando ha sido creada con mimo le da mucha veracidad al universo del juego, mientras que sus errores son capaces de mermar la calidad de un título de forma significativa.

Que tus compañeros te entorpezcan durante los combates,  no reaccionen como deben a tus órdenes y se muestren insensibles a tus acciones, o que los enemigos tengan menos cerebro que un mosquito… no se debe permitir en ningún RPG que se precie.

Toda gran aventura deja grandes sensaciones

Tal vez este sea la virtud más subjetiva de todas, pero también la más importante. No importan los defectos que mancillen un título: si este es capaz de hacer que lo recuerdes, que rememores con cariño las sensaciones que tuviste jugándolo… habrá logrado lo que muchos otros no consiguieron, y será considerado, a tus ojos, un gran juego.

Un final memorable, un apartado artístico que deja huella, unos personajes que irradian carisma… no son pocos los elementos capaces de hacer mella en el jugador. Se puede considerar, por consiguiente, que engloba todas las virtudes anteriores, conformando la reacción del jugador a las susodichas.

Extremetal

Músico aficionado, escritor amateur, asiduo practicante de culturismo y halterofilia , jugón de videojuegos desde que tiene memoria.

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