Análisis Devil’s Third

En un tiempo en que los valores de producción de los videojuegos sobrepasan incluso a los de las mejores películas de Hollywood, resulta muy difícil mantenerse a la altura de las expectativas. Más aún si eres un director de prestigio y tu juego ha tenido multitud de problemas durante su desarrollo. Eso es lo que vive Tomonobu Itagaki (Ninja Gaiden, Dead or Alive) con su última obra, Devil’s Third. ¿Pero es una completa catástrofe o tiene elementos que lo rescatan un poco? Averigüémoslo.

Inocente diablillo

Mucho se habla de cómo los videojuegos son una nueva forma de arte y la complejidad de las situaciones y dilemas que algunos de ellos nos aportan, pero seamos sinceros: la mayoría de las veces jugamos para divertirnos, y eso es algo que Devil’s Third entiende. Nos encontramos con un modo campaña que, a pesar de multitud de problemas mecánicos y técnicos, tiene la calidad suficiente para dejarse jugar al menos una vez, ofreciendo una experiencia variada y -en su mayor parte- entretenida de manera totalmente directa, sin pretensiones por en medio, así como un multijugador sorprendentemente completo y disfrutable. La premisa jugable es la de mezclar tiroteos en primera persona con combates cuerpo a cuerpo en tercera persona de forma fluida e interesante. Lamentablemente se queda a medias en su propuesta, con ambas partes de la acción sintiéndose demasiado bastas y sencillas.

Un grupo terrorista llamado SoD (School of Democracy) ha derribado todos los satélites del mundo, acabando así con toda la comunicación electrónica. Envueltos en esta crisis, el gobierno se ve obligado a liberar y enviar a nuestro protagonista, Ivan, convicto en Guantánamo y antiguo compañero de los terroristas. Junto a un equipo de soldados estadounidenses y otros aliados viajaremos por todo el globo intentando acabar con la amenaza de SoD mientras descubrimos segundas intenciones, armas secretas y otras sorpresas. Es una historia sencillísima y que apenas sorprende, pero como he dicho antes, existe cierta belleza en su sencillez. Es satisfactorio ver el enfrentamiento entre Ivan y sus antiguos camaradas de armas, y existen algunos momentos en que la química entre personajes funciona, pero no es nada del otro mundo, pisando demasiado el terreno de lo genérico y estándar.

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La campaña se divide en nueve misiones de variada ambientación y más que aceptable duración que en mi caso ha llevado unas ocho horas, en la media del género. Es remarcable también la abundancia de jefes finales -tenemos ocho de ellos-, miembros de SoD alterados genéticamente por un virus y otras criaturas a las que habrá que plantar cara generalmente al final de los niveles. Es refrescante ver que aún hay desarrolladores que apuestan por éste tipo de enfrentamientos en juegos de acción lineales. Algunos de estos combates resultan algo frustrantes, suponiendo espinas de dificultad en un título de otra forma bastante fácil. Lamentablemente ésta variedad de escenarios y jefes no se traslada a los enemigos comunes, que se repiten en exceso y vienen a por nosotros en grupos a veces demasiado grandes. También nos encontramos algunas fases de vehículos y torretas que, a pesar de ampliar la variedad de la campaña, son a veces demasiado toscas y lastradas por el apartado técnico que carga el juego. No hay selección de dificultad y hay que conformarse con la extraña curva de dificultad que se nos propone.

 

Regreso al pasado

La mayor parte del tiempo, Devil’s Third se siente como un juego de hace cinco o seis años, y no sólo por su apartado visual. Sus mecánicas se sienten demasiado atrofiadas, ancladas en el pasado, y sobretodo demasiado sencillas. Cuesta creer que el maestro tras Ninja Gaiden haya realizado un sistema de combate cuerpo a cuerpo tan vacío y aburrido la mayor parte del tiempo. Y es que apenas hay dos o tres combos por arma, demasiado cortos y sin requerir habilidad ninguna. Tampoco satisface el hecho de que deberemos ver las mismas animaciones de asesinato una y otra vez al acabar con nuestros enemigos, algo que no podemos elegir evitar y que nos hace sentir que no tenemos el control sobre el juego. El mejor método para evitar el aburrimiento es ir cambiando de armas de forma dinámica a medida que avanzamos por los niveles. 

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Los tiroteos, por su parte, se sienten sosos y desbalanceados: la mecánica para apuntar en la que pasamos de tercera a primera persona es tosca y requiere tiempo de adaptación, pero al final del día cumple su función. Cabe añadir que el arsenal de armas de fuego es sorprendentemente grande, con muchas opciones para hacer picadillo a nuestros enemigos. De todas formas se le pueden sacar grandes momentos si aprovechamos y combinamos las opciones que el título pone a nuestra disposición, algo que lo hace destacar sobre gran parte de sus competidores pasilleros. La movilidad es fluida y ofrece una verticalidad bastante remarcable durante los niveles. Contamos con vida regenerativa, pero eso no significa que nos podamos lanzar a la carrera contra un pelotón de soldados armados hasta los dientes. El esquema de control es cómodo pero no se ofrecen funciones para el Wii U Gamepad más allá del clásico off-screen que nos permite jugar desde la pantalla de nuestro mando.

El desarrollo de Devil’s Third ha sido una auténtica pesadilla: es el primer juego del nuevo equipo de Itagaki, Vallhalla Games Studio, y empezó desarrollo en 2010 de la mano de THQ, que entró en bancarrota en 2012 y aquello paralizó el proyecto, forzándoles a cambiar de motor gráfico y dejar el juego en el Valhalla por una temporada. Posteriormente apareció Nintendo para rescatarlo y publicarlo en exclusiva para Wii U, haciendo que cambiasen de motor gráfico por segunda vez, adoptando así el Unreal Engine 3, motor que ni siquiera está soportado por WiiU: a éstas alturas os lo habréis imaginado ya, el juego técnicamente es un desastre. La calidad de texturas fluctua entre lo correcto y lo atroz, con algunas sacadas directamente de la era de los 128 bits. A pesar de ello, no todo es negativo: los modelados de algunos personajes se ven realmente bien -especialmente en cinemáticas- y las animaciones de Ivan llevan más trabajo del que aparentan a simple vista. Uno de los elementos que más dañan la consistencia visual y el disfrute es el fluctuante framerate,  con una cantidad abrumadora de caídas en zonas que no lo justifican.

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La banda sonora es bastante aceptable, con temas atmosféricos que van desde tonos tétricos en niveles que lo requieren a grandes orquestas para las zonas más épicas, un acompañamiento de calidad para la carnicería que sucede en pantalla. El doblaje, por su parte, es mucho más pobre: actuaciones de muy bajo nivel con una calidad de grabación deplorable. En algún momento esta cutrez le da carisma y atractivo (a la Deadly Premonition) pero no cuenta con un guión ni personajes como esos y tampoco tiene una razón de ser. Más grave todavía es que el juego ni siquiera llega subtitulado a nuestro idioma, pudiendo elegir sólo voces y textos en Inglés o Francés, tirón de orejas a Nintendo en este apartado. Luces opacadas por demasiadas sombras en lo audiovisual.

 

Control global

Los mejores momentos que Devil’s Third tiene por ofrecer se encuentran en el multijugador online, que cuenta con multitud de mapas, modos variados y divertidos así como un sistema de clanes muy interesante. Una vez creamos nuestro avatar y obtenemos nuestras primeras armas nos podemos sumergir en una docena de modos de juego, algunos clásicos como duelo por equipos y todos contra todos, y otros menos formales que consisten en llenar cestas lanzando frutos antes que lo hagan los enemigos, o capturar gallinas. Es un tipo de propuesta que no se encuentra en ningún juego del actual catálogo de Wii U.

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La personalización es extensa, pero algunos elementos son obtenibles tan sólo mediante los odiados micropagos: aunque es un sistema poco abusivo y fácilmente evitable. Una vez alcanzamos el nivel 5 podemos crear nuestros propios clanes o unirnos a alguno, los cuales compiten en la modalidad Siege Match, en la que miembros de un clan asaltan bases del otro para extraer dinero y recursos. Las mecánicas funcionan mejor en el multijugador ya que no dependemos de la inteligencia artificial, y además, los servidores funcionan realmente bien. Un muy buen multijugador que redime un poco a la campaña individual.

 

Conclusión

Una parte de mí desea decir que éste juego gozará de un pequeño estatus de culto debido a los elementos que lo salvan y su entretenida propuesta: pero los problemas técnicos y mecánicos lo alejan demasiado del excelente producto que podría haber sido si todo hubiese ido como debía. Devil’s Third es un juego genérico y pobremente diseñado que sólo se puede recomendar siempre y cuando sea a precio reducido y el comprador esté dispuesto a adaptarse a sus rarezas y exigencias.

Nagato

Jugador empedernido. Amante de los juegos de ciencia-ficción y las aventuras gráficas.